Mohamed Jamil Derbah, consejero especial del primer ministro de Guinea Bissau, ha emitido una declaración que pone de manifiesto una realidad que no podemos seguir ignorando: la crisis de los menores no acompañados en Canarias. Derbah subraya que este no es solo un problema regional, sino una cuestión humana que requiere la colaboración de todos para encontrar una solución adecuada.
En un contexto donde la política a menudo enturbia los debates y dificulta la búsqueda de soluciones efectivas, Derbah hace un llamado claro y contundente: «todos somos iguales y el problema que tenemos en Canarias debemos resolverlo entre todos». Esta afirmación no solo reconoce la gravedad de la situación, sino que también apela a la solidaridad y a la responsabilidad compartida.
Es inaceptable que un problema humanitario de tal magnitud recaiga exclusivamente en una región como el archipiélago canario. Canarias ha sido históricamente una puerta de entrada para migrantes que buscan un futuro mejor en Europa, pero no puede ni debe afrontar sola este desafío. El hecho de que se pretenda «arrojar en Marruecos a miles de menores de edad» es una propuesta inviable y moralmente cuestionable. Como bien señala Derbah, no puede haber lugar a equívocos en este aspecto.
La legislación vigente en España dificulta enormemente la expulsión de estos jóvenes que han entrado ilegalmente. No obstante, la respuesta no puede ser simplemente acoger a los necesitados sin abordar las raíces del problema. Aquí es donde Derbah introduce una crítica velada pero significativa hacia la política del Partido Popular (PP): «lo que ha hecho el PP en este caso es acoger al necesitado», pero esto es solo una parte de la solución.
El verdadero problema, según Derbah, es no identificar y denunciar a los culpables reales detrás de esta crisis. La migración irregular de menores no es un fenómeno espontáneo; es el resultado de redes de tráfico humano, situaciones de conflicto, pobreza extrema y falta de oportunidades en los países de origen. Sin una estrategia que aborde estas causas fundamentales, cualquier medida tomada será solo un paliativo temporal.
La llamada de Derbah a «alejarse del ruido y la confrontación política» es una exhortación a la acción conjunta, racional y compasiva. No se trata de culpar, sino de asumir la responsabilidad y actuar de manera coordinada. Estamos ante una situación que exige una respuesta colectiva, en la que todos los niveles de gobierno, organizaciones internacionales y la sociedad civil deben involucrarse activamente.
En última instancia, Derbah nos recuerda que estamos en un momento crítico. «Es el momento de actuar», dice con convicción. Esta crisis de menores no acompañados es un reto complejo que pone a prueba nuestra humanidad y nuestra capacidad para colaborar más allá de las divisiones políticas. Si realmente queremos una solución sostenible y justa, debemos abordar esta situación con la seriedad y la urgencia que merece, reconociendo que es un problema que nos concierne a todos.