Artículo de Opinión
Por Mohamed Jamil Derbah, Presidente Gerente del Grupo de Comunicación Sol de Canarias y Empresario Hotelero en Tenerife
En las últimas semanas, diversos estudios e informes han reflejado la creciente preocupación por la situación económica en Canarias, como es el caso del Índice de Confianza del Consumidor elaborado por el Instituto Canario de Estadística (Istac). Esta radiografía de la realidad de nuestros hogares no deja lugar a dudas: la economía en las islas sigue siendo un tema de gran preocupación para los residentes.
Uno de cada tres hogares canarios reconoce que su situación económica ha empeorado en los últimos meses, y la tendencia es preocupante. A pesar de los esfuerzos institucionales, como los anuncios sobre subidas del salario mínimo o ajustes en las horas laborales, el nivel de vida sigue siendo un reto cada vez más difícil de asumir. Los canarios se enfrentan a un escenario en el que la estabilidad económica parece cada vez más lejana y la cuesta de enero se prolonga durante todo el año.
El Índice de Confianza del Consumidor ha experimentado un descenso en el último trimestre de 2024, un reflejo claro de que los hogares se sienten más inseguros sobre lo que está por venir. Las expectativas de los canarios sobre la evolución de su economía personal son, cuanto menos, sombrías, con más de la mitad de los encuestados afirmando que esperan un empeoramiento en los próximos seis meses. Ante esta realidad, es difícil no sentir una creciente preocupación por el bienestar de los residentes en nuestras islas.
Las subidas en el salario mínimo y las medidas para regular las horas laborales, aunque necesarias, no parecen ser suficientes para paliar los efectos de un coste de vida cada vez más elevado. Las tarifas de vivienda, la energía, los productos básicos y los servicios esenciales continúan alcanzando precios inaccesibles para muchas familias. Los hogares canarios se ven atrapados entre los bajos salarios y unos precios que se disparan de forma desproporcionada. Es en este contexto donde la brecha entre lo que se gana y lo que se gasta se hace más insostenible.
Como empresario y miembro activo del sector turístico, soy consciente de la importancia de generar confianza en nuestros ciudadanos y visitantes. No podemos perder de vista que el turismo sigue siendo uno de los motores principales de nuestra economía. Sin embargo, la realidad es que el sector enfrenta sus propios desafíos. Los costos operativos están por las nubes, y aunque la demanda sigue existiendo, los márgenes de beneficio se ven cada vez más estrechos.
Lo que preocupa más es que los datos reflejan una polarización de la situación según las islas. Mientras que los residentes de El Hierro parecen mostrar algo de optimismo, con un 17,1% de encuestados que creen que su situación mejorará, en La Gomera, la situación es mucho más negativa, con un 38,1% de los hogares afirmando que la economía ha empeorado. Esta disparidad nos muestra que los problemas económicos son profundos y no afectan a todos de igual manera. Hay islas que se sienten especialmente vulnerables.
Más allá de las estadísticas, la preocupación real es que la mayoría de los residentes ya no ve el futuro con la misma esperanza. A la falta de confianza en la mejora de la situación económica, se le suma el reto de mantener un nivel de vida digno. La precariedad laboral, la subida de precios, y la incertidumbre sobre la estabilidad de los sectores productivos nos obligan a reflexionar sobre cómo debemos afrontar este escenario.
Es hora de que las instituciones, en colaboración con los sectores productivos y los empresarios, se sienten a replantear políticas públicas que verdaderamente ayuden a mitigar la desigualdad y el sufrimiento económico de los canarios. Mientras tanto, debemos ser conscientes de que el optimismo por la mejora económica se ha visto opacado por una realidad que cada vez se vuelve más insostenible.
La situación es crítica, y aunque se han dado pasos importantes, la respuesta aún está lejos de ser suficiente. Si no actuamos con rapidez, corremos el riesgo de que muchos de nuestros residentes no logren encontrar el equilibrio necesario para una vida digna en nuestras islas. La economía de Canarias requiere de un enfoque más ajustado a las necesidades del día a día, y no de soluciones superficiales que sólo pretenden maquillarla. Es hora de que tomemos conciencia de la gravedad de esta situación y busquemos respuestas más efectivas.
El futuro de Canarias depende de ello.