El Gobierno balear defiende el libre mercado y plantea medidas alternativas, mientras Canarias insiste en regular para frenar la presión demográfica y el encarecimiento del acceso a la vivienda
Soldecanarias.net / Redacción
Las Islas Baleares se desmarcan de la propuesta lanzada por el Gobierno de Canarias para que la Unión Europea limite la compra de viviendas a extranjeros. La directora general de Relaciones Institucionales y con el Parlamento balear, Francisca Ramis, aseguró que esa medida vulneraría el principio de libre mercado, los derechos fundamentales de los ciudadanos europeos y el propio Tratado de Funcionamiento de la UE.
Durante la Asamblea General de la Comisión de Islas de la Conferencia de Regiones Periféricas y Marítimas de Europa, celebrada en La Palma, Ramis defendió una vía alternativa para abordar los problemas comunes que comparten ambos archipiélagos: la presión turística y la escasez de vivienda asequible.
“Tenemos que convivir con el turismo sin vulnerar derechos europeos”, afirmó, destacando que Baleares ha optado por herramientas como la tasa turística, la reducción del número de cruceros, límites a los coches de alquiler y la reconversión de locales comerciales en viviendas para aumentar el parque habitacional.
Por su parte, el presidente canario, Fernando Clavijo, justificó su propuesta como parte de una estrategia más amplia frente al crecimiento demográfico desordenado y la pérdida de acceso a la vivienda por parte de la población local. Canarias, que duplica la media nacional en ventas de vivienda a extranjeros, busca mecanismos legales específicos que atenúen el impacto de la demanda foránea en el mercado inmobiliario insular.
La propuesta canaria ha encontrado apoyo en la Comisión de Islas, que ve en la nueva estrategia europea para las Regiones Ultraperiféricas una “ventana de oportunidad” para aplicar medidas excepcionales que protejan la cohesión social y territorial.
Ambos gobiernos coinciden en la gravedad del problema habitacional, especialmente para los jóvenes, pero discrepan profundamente en el enfoque. Mientras Baleares apuesta por incentivos fiscales, simplificación administrativa y apoyo al acceso a la vivienda pública, Canarias plantea restricciones a la compra como vía de regulación de un mercado tensionado por intereses externos.
Este debate insular, que ya trasciende lo local, promete escalar en el plano europeo, donde se cruzan derechos comunitarios, economía del turismo y modelos de desarrollo en territorios frágiles y estratégicos como lo son las islas del sur de Europa.
