La devastación y pérdida humana llaman a una respuesta urgente y contundente ante la crisis climática
La Comunidad Valenciana atraviesa uno de los momentos más trágicos de su historia reciente. La última DANA, considerada por la Agencia Estatal de Meteorología (AEMET) como la peor del siglo XXI, ha causado al menos 95 víctimas mortales, 92 de ellas en la provincia de Valencia y otras tres en Castilla-La Mancha y Málaga. El fenómeno ha generado un impacto sin precedentes, provocando graves inundaciones y destruyendo hogares, infraestructuras y comunidades enteras, con familias enteras, incluidos niños y bebés, entre las víctimas.
Ante el inmenso dolor y las dramáticas escenas en las calles, la Generalitat Valenciana ha habilitado un número de emergencia para la búsqueda de personas desaparecidas, mientras los equipos de rescate continúan sus operaciones en las áreas más afectadas. Sin embargo, las labores de rescate se ven seriamente limitadas por el difícil acceso a numerosas localidades inundadas, cortes en las telecomunicaciones y carreteras, y la magnitud de la devastación. De hecho, numerosos cuerpos de seguridad y voluntarios se encuentran trabajando en turnos ininterrumpidos para salvar vidas y atender a los cientos de personas aún atrapadas en sus vehículos o viviendas.
Las lluvias, que superaron los 445,4 litros por metro cuadrado en varias localidades, han sido las más intensas en 24 horas desde 1966, y la Comunidad Valenciana continúa en alerta roja, junto con otras regiones afectadas, como Castilla-La Mancha y Andalucía. La situación en Valencia ha sido especialmente dramática: ciudades como Torrent, Paiporta, Chiva y Alfafar han sido de las más afectadas, con cientos de personas desplazadas y cuantiosos daños materiales. A día de hoy, los cuerpos de emergencia han encontrado a un total de cinco personas fallecidas en Torrent, entre ellos un matrimonio y tres niños, así como más víctimas en otras localidades de la región.
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ha convocado un Comité de crisis en Moncloa para coordinar la respuesta ante esta tragedia, la cual pone en evidencia la necesidad de implementar políticas climáticas urgentes que mitiguen los impactos cada vez más devastadores de estos fenómenos extremos. Desde diversas instituciones se insiste en la urgencia de tomar medidas enérgicas para adaptar las infraestructuras, proteger los entornos vulnerables y poner en marcha estrategias de mitigación que, según expertos, resultan cruciales para evitar futuras catástrofes de esta magnitud.
La DANA ha dejado una profunda herida en la sociedad valenciana, que reclama no solo apoyo inmediato, sino también un compromiso firme y acciones políticas contundentes para hacer frente a la creciente crisis climática que amenaza la seguridad y el bienestar de todos.


