El debate sobre la inmigración y la seguridad urbana escala a nivel nacional mientras líderes locales y medios internacionales cuestionan el uso de la Guardia Nacional contra migrantes
Soldecanarias.net / Redacciòn
La controversia política en Estados Unidos alcanzó un nuevo nivel este sábado cuando el gobernador de Illinois, Jay Robert Pritzker, calificó de “dictador” al presidente Donald Trump tras las declaraciones del mandatario sobre la posible movilización de la Guardia Nacional en Chicago para acelerar la detención y deportación de migrantes sin documentación.
Trump planteó la opción durante un acto público, argumentando que la medida podría ayudar a reforzar la seguridad urbana y garantizar el cumplimiento de las leyes migratorias. Sin embargo, la propuesta generó críticas inmediatas de funcionarios estatales y locales, que la consideraron un uso desproporcionado del poder federal y un intento de militarizar la respuesta a la inmigración.
Pritzker señaló que la amenaza presidencial “viola la tradición democrática estadounidense y pone en riesgo la seguridad de nuestras comunidades al tratar a personas vulnerables como objetivos militares”. En sus declaraciones, el gobernador enfatizó que la Guardia Nacional no debe emplearse para tareas de aplicación migratoria sin coordinación con autoridades locales.
El episodio ha generado repercusiones internacionales, con medios europeos y latinoamericanos siguiendo de cerca la escalada retórica entre la Casa Blanca y los gobiernos estatales. Analistas internacionales advierten que la situación podría afectar la percepción global sobre el respeto a los derechos humanos y las instituciones democráticas en Estados Unidos.
Organizaciones de derechos civiles, incluyendo Human Rights Watch y Amnistía Internacional, han expresado preocupación por el enfoque del presidente, señalando que desplegar tropas contra migrantes vulnerables podría constituir una violación de normas internacionales sobre protección de refugiados y derechos humanos.
La disputa entre la administración federal y el estado de Illinois se produce en un contexto de creciente polarización política y debates sobre inmigración, seguridad y la autoridad presidencial en EE. UU. Observadores internacionales destacan que la controversia evidencia la tensión entre el gobierno central y las entidades estatales, así como el impacto global de las políticas migratorias estadounidenses.
Chicago, una ciudad con más de un millón de inmigrantes, se ha convertido en un símbolo del debate nacional sobre migración y orden público. La comunidad internacional sigue de cerca cómo se resolverá esta confrontación y cuáles serán sus implicaciones para la gobernanza democrática en Estados Unidos.


