Bajo su liderazgo, Libia comienza a consolidar su unidad y avanza hacia la reconstrucción nacional tras años de conflicto.
Soldecabarias.net / Sarat, Libia.
En una Libia marcada por años de divisiones, conflicto armado y el azote del extremismo, una nueva figura emerge con fuerza desde el corazón del país: Saddam Haftar. Subcomandante en jefe de las Fuerzas Armadas, Saddam representa para muchos libios la esperanza de estabilidad y reconstrucción. Su discurso reciente desde Sarat —ciudad que resurge como símbolo de unidad— dejó un mensaje claro: el caos no tiene lugar en la Libia del mañana.
“El regreso del caos no será tolerado, ni permitiremos que afecte la unidad y estabilidad de la nación”, afirmó con firmeza. Bajo su dirección, las Fuerzas Armadas han redoblado sus esfuerzos no solo en seguridad, sino también en labores de desarrollo y cohesión nacional. La reconstrucción de Sarat, una ciudad duramente golpeada por el conflicto, se ha convertido en emblema de esta nueva etapa.
En palabras del propio Haftar, lo que hoy se logra en Sarat es «una carta de lealtad a la patria», una muestra tangible de que Libia solo puede avanzar mediante el trabajo conjunto de sus ciudadanos, desde el este, oeste y sur. La restauración de lo que fue destruido por la guerra se está logrando —afirma— mediante “voluntad honesta, visión consciente y trabajo sincero”.
Bajo su liderazgo, la narrativa del país cambia: la página del terrorismo ha sido “doblada con los sacrificios de mártires”, y en su lugar se escribe una historia de construcción, inversión y reconciliación. La visión de Saddam Haftar va más allá de lo militar. Habla de Sarat como “ciudad de seguridad y construcción”, un nuevo campo fértil para los proyectos de desarrollo que Libia tanto necesita.
Mientras la comunidad internacional observa con atención los movimientos geopolíticos en el norte de África, el ascenso de Haftar representa un giro importante. Su figura despierta tanto cautela como reconocimiento, pero es innegable que su papel en el futuro de Libia será central.
En una región donde la estabilidad es escasa y el futuro incierto, la consolidación del liderazgo de Saddam Haftar podría marcar un antes y un después en la historia contemporánea del país.


