Los dos actuaron a conciencia y ahora se enfrentan en el juzgado con una querella que les atribuye estafa procesal e insolvencia punible, casi nada para ambos
FUENTE: EDDC.NET / Santa Cruz de Tenerife
Herencias, patrimonio familiar, conflictos, ataques, puñaladas varias, víctimas que se quedan en el camino, determinación de una persona que ve como le quitan la bolsa y la vida, por ponernos poéticos y que muestran un panorama familiar, de quienes fueron todo y porque no modelo en esta isla, tan prometedora pero también tan sufrida, un panorama llamado Ucelay, al que algunos, maliciosamente llamaron los Kennedy tinerfeños.
Y es que lo parecían. Quizás si el patriarca viviera se echaría las manos a la cabeza con todo lo que ha ido pasando desde su fallecimiento hasta el día de hoy. Uno que sabe de esto y otras cosas dijo que en su día hubo un pasquín diario en un medio de comunicación que relataba batallas varias entre los miembros de esta familia, que porque no, tiene algo de shakesperiano, con sangre, reyes, muertes y dramas.
Aquí como el poeta. En el campo romano, Roberto Ucelay y Juan José Bacallado, los cuales “con el fin de perjudicar a la querellante y mediante fraude procesal para provocar error en el juez, llevándole a dictar resoluciones perjudiciales para los intereses económicos de ésta, promueven ante el juzgado de primera instancia 1 de Güímar el alternativo procedimiento judicial 559/20112
Tomen nota, “siguiendo su plan delictivo, ocultaron el embargo de las participaciones, con la omisión de las debidas anotaciones en el libro de registro de socios. Y con dicha apariencia y engaño promovieron y consiguieron la subasta de las mismas para que los trámites judiciales seguidos en definitiva propiciaran dilaciones, dificultades o impedimentos para la ejecución acordada en el procedimiento 369/2011 del juzgado de primera instancia 2 de Santa Cruz de Tenerife”.
Casi nada los niños. ¿Lo hicieron solos? No parece. Alguien más preparado y experto en estas lides nada recomendables los llevo a esto. Y lo decimos porque para meterse en este charco no solamente hay que estar seguro sino pensar que se es impune o estar más allá de lo bueno o lo malo o como dice el profeta, de los afanes de este mundo.
“Tal práctica defraudatoria se ha continuado por los querellantes con la subasta de diferentes lotes de participaciones, ocultando en igual modo el embargo que sobre las mismas pesaba desde el auto de 25 de febrero de 2011 del juzgado de primera instancia 2 de Santa Cruz de Tenerife, provocando sucesivos errores judiciales. Como finalmente mediante la certificación de 8 de octubre de 2018 de dicho juzgado, textualmente se acredita, que en los certificados expedidos y remitidos a este órgano con ocasión de los trámites descritos no se hizo constar que existieran cargas o embargos sobre las participaciones de los ejecutados, hasta el recibido el 8 de junio de 2018”.
La cantidad, “2.858.563,82 euros”. Pues una buena tajada. Y eso es lo que hay. Lo que hace que saquemos esto a la luz, no tenemos nada contra Robertito y su primo, de verdad, ningún tipo de interés derecho u torcido. El tema lo merece y hay más mucho más. Podríamos dar una charla de periodismo militante, pero preferimos un té con alguien que sabe mucho de todo esto y por lo que vale la pena aventarlo al aire, eso sí, con mucha luz, que de eso se trata.
