Clanes armados, jóvenes sicarios y barrios abandonados convierten a la ciudad en el epicentro de la violencia criminal en Europa
Soldecanarias.net / Redacciòn
La calle no lleva a ninguna parte. Es una cuesta estrecha, serpenteante y sin salida, marcada por socavones, basura acumulada y maleza que avanza sin control. Podría estar en una zona de guerra o en un territorio evacuado, pero está en Marsella, la ciudad que hoy encabeza las estadísticas de violencia en Europa. Aquí, el silencio no es calma: es una advertencia. Y el plomo, la moneda con la que se dirime el poder.
En estos barrios, los clanes del narcotráfico libran una batalla sin tregua por el control de los puntos de venta, algunos capaces de generar hasta 80.000 euros diarios. La violencia ya no responde a códigos antiguos ni a jerarquías claras. “Son chicos enloquecidos, drogados, sin reglas. Algunos matan y luego confiesan con orgullo”, explica una fuente policial que patrulla estas zonas donde el Estado apenas se percibe.
La irrupción de la DZ Mafia ha intensificado la guerra. Esta organización, que canibaliza territorios y absorbe redes rivales, ha profesionalizado el caos. Recluta jóvenes sicarios a través de redes sociales, adolescentes sin antecedentes, sin futuro y con un arma como única promesa de ascenso rápido. Un encargo, una vida menos, y la posibilidad de ganar en días lo que nunca tendrían en años.
La violencia se multiplica en una espiral difícil de contener. Ajustes de cuentas a plena luz del día, persecuciones, cuerpos abandonados como mensajes. La frontera entre víctima y verdugo se desdibuja en una ciudad donde la pobreza, el abandono institucional y el negocio de la droga han creado un ecosistema perfecto para el crimen.
Marsella vive así una guerra fragmentada y constante, lejos de los focos turísticos y muy cerca de miles de ciudadanos atrapados entre el miedo y la resignación. Esta es la primera entrega de una serie que se adentra en el corazón de una ciudad sitiada por el narcotráfico, donde la violencia ya no sorprende, solo se espera.


