Vecinos convocan una manifestación para frenar la demolición, prevista para este martes a las 9:00. Casi 500 personas podrían quedarse sin hogar. Denuncian trato desigual y piden una solución humanitaria, no una excavadora.
Soldecanarias.net / Arona
Este martes, 22 de abril, a las 9 de la mañana, está previsto que comience la demolición de las primeras viviendas en Lomo Negro, una urbanización considerada ilegal en el municipio de Arona, junto al núcleo de El Fraile. El derribo, ordenado por la autoridad judicial tras agotar todos los recursos presentados por los vecinos, afectará inicialmente a las casas situadas más cerca de El Fraile —zona urbanizada y legalizada—, y podría extenderse en los próximos días a las más de 200 viviendas que conforman este asentamiento.
Ante lo que consideran un desalojo inminente, los residentes de Lomo Negro han convocado una manifestación pacífica para tratar de detener la maquinaria y pedir una salida digna. “No somos delincuentes, somos familias trabajadoras”, repiten los vecinos, muchos de los cuales llevan una década residiendo en el lugar, tras adquirir terrenos que en su día fueron agrícolas y construir con esfuerzo lo que hoy llaman hogar.
“Invertimos nuestros ahorros, pedimos préstamos, nos empadronamos… y ahora quieren borrarnos como si no existiéramos”, lamenta María del Rosario Estapliet, presidenta de la asociación vecinal.
Lomo Negro alberga actualmente a unas 500 personas, muchas de ellas menores de edad. El conflicto urbanístico comenzó hace años, cuando el Gobierno de Canarias y la Agencia Canaria de Protección del Medio Natural advirtieron que las viviendas se levantaban sobre suelo rústico protegido, donde la edificación está prohibida. Las sentencias judiciales han ido acumulándose desde 2023, con plazos que obligan a devolver los terrenos a su estado original en un periodo máximo de dos meses.
La comunidad insiste en que se sienten discriminados, ya que urbanizaciones vecinas como El Fraile —que comenzó de forma igualmente irregular— sí han sido regularizadas con el paso del tiempo. “¿Por qué a nosotros no? ¿Por qué nos tratan como si fuéramos invisibles?”, se preguntan varios vecinos, mientras se preparan para resistir el derribo.
La última gran protesta vecinal se produjo en julio pasado, cuando más de 250 personas se manifestaron en Los Cristianos bajo lemas como “Solución, no demolición”, “Un techo, un hogar, un derecho” y “Amnistía para Lomo Negro”. Hoy, esas pancartas volverán a salir a la calle.
Mientras tanto, la incertidumbre, el miedo y la impotencia se apoderan de un barrio entero que, desde hace 10 años, sobrevive en un limbo legal sin respuesta habitacional alternativa. Y este martes, esa historia puede quedar sepultada bajo escombros.


