Macron salva in extremis su reforma de las pensiones, al fracasar la moción de censura de la oposición
Las protestas y disturbios que tuvieron lugar el lunes en Francia, coincidiendo con las votaciones de dos mociones de censura contra el Gobierno en la Asamblea Nacional, concluyeron con casi 300 detenciones, 234 de ellas sólo en París, donde se registraron algunos de los peores altercados.
La opción que tenía más posibilidades se ha quedado a nueve votos de la mayoría. El Gobierno y el presidente quedan debilitados mientras la tensión crece en la calle, con 171 de detenidos sólo en París
Emmanuel Macron ha salvado por los pelos la moción de censura que pretendía tumbar su polémica reforma de las pensiones, aprobada el pasado jueves por decreto, sin voto de la Asamblea. Se habían presentado dos y la que tenía más posibilidades, la del grupo independiente Liot, ha logrado 278 votos y se ha quedado a nueve de lograr la mayoría necesaria (287) para ser aprobada.
La controvertida ley que pretende retrasar la edad de jubilación sigue sorteando obstáculos. El rechazo a las mociones supone que sigue adelante, con siete de cada 10 franceses en contra y casi todo el arco parlamentario, tras dos meses de protestas y ocho jornadas de huelga general. Macron, que queda muy debilitado, la salva en los escaños, pero no en la calle, un hervidero de descontento que amenaza con empeorar. A medianoche del martes, sólo en París ya hay un centenar de detenidos en concentraciones espontáneas en distintos puntos del centro de la capital.
La mecha de la cólera ciudadana se encendió en enero, cuando se presentó la reforma, y acabó de arder el pasado jueves, cuando Macron decidió aprobarla a través del artículo 49.3 de la Constitución, que permite hacerlo sin voto, ante las dudas de contar con los apoyos necesarios en el Hemiciclo, muy fragmentado y donde su Gobierno no tiene mayoría.
La izquierda y la extrema derecha ya han anunciado que recurrirán al Consejo Constitucional. La moción presentada por el grupo de la ultraderechista Marine Le Pen (Reagrupamiento Nacional) ya desde el principio no sumaba respaldo suficiente: Obtuvo 94 votos. La del grupo Liot, apoyada por la izquierda y la ultraderecha, necesitaba movilizar a la mitad de los diputados de Los Republicanos (61 escaños). Su presidente había dado la consiga de no votar para no agravar el caos, pero casi una veintena de estos parlamentarios lo ha hecho, más de lo esperado. La mayoría presidencial se distancia así del único apoyo que tenía en la Asamblea.
La tensión se ha mantenido hasta el último momento, precisamente por la división dentro de este partido, con el que Macron contaba para aprobar la reforma. Habían dicho que lo harían, y de hecho el Gobierno hizo algunas concesiones en el texto inicial para contentarlos, pero las dudas crecían y le llevaron a usar el artículo 49.3, para no correr riesgos. Sin Los Republicanos, Macron tiene poca capacidad de maniobra para sacar adelante las leyes a partir de ahora.
«Asumimos haber participado en esta reforma», ha defendido el diputado del grupo Olivier Marleix durante, su intervención. «Pero no nos asociaremos a aquellos que están bajo el slogan ‘romperlo todo o la revolución'», ha dicho, en referencia a la izquierda radical.


