Editorial
Por Mohamed Jamil Derbah, presidente de Fuerza Canaria y presidente gerente del Grupo de Comunicación Sol de Canarias
Soldecanarias.net
La llegada del nuevo curso escolar debería ser un momento de ilusión y esperanza para las familias, pero la realidad en Canarias es otra. Cada vez más hogares se enfrentan a la vuelta al cole con recursos limitados y con la sensación de que cada año supone una carga económica más pesada. Libros, material escolar, uniformes y transporte se han convertido en un gasto que muchas familias no pueden asumir con facilidad, generando estrés y ansiedad en hogares que ya viven en condiciones de vulnerabilidad.
No podemos obviar que, aunque muchos padres y madres trabajan y aportan lo necesario para mantener a sus hijos, la situación del mercado laboral y el encarecimiento de la vida hacen que incluso los ingresos más constantes se vean absorbidos por los gastos básicos. La vivienda se ha convertido en un problema estructural que afecta directamente al bienestar de las familias: alquileres y precios de compra desorbitados, combinados con salarios que no se ajustan a la realidad económica, crean un escenario de precariedad que golpea con fuerza a quienes intentan sostener un hogar mientras educan a sus hijos.
Frente a esta realidad, es urgente que las administraciones públicas se involucren de manera efectiva. No necesitamos discursos ni promesas vacías; necesitamos políticas concretas, ayudas directas y programas que alivien la carga de las familias y garanticen el derecho a una educación digna para todos. Desde Fuerza Canaria, creemos que las soluciones pasan por combinar medidas de apoyo económico, acceso a vivienda asequible y refuerzo de los servicios públicos, con el objetivo de reducir la desigualdad y proteger a los más vulnerables.
Es hora de actuar con compromiso y responsabilidad, de poner en el centro a las familias y de garantizar que la vuelta al cole sea un momento de ilusión y no una preocupación más. La educación es el motor del futuro de Canarias, y no podemos permitir que se vea condicionada por la falta de recursos ni por la indiferencia institucional.


