Voluntarios retiran hasta 150 kilos de residuos cada pocas semanas en una costa castigada por rachas de viento que arrastran basura desde el Complejo Ambiental El Revolcadero, situado a solo medio kilómetro.
Soldecanarias.net / La Gomera
La playa de La Guancha, en la capital de La Gomera, se ha convertido en uno de los puntos más afectados por la contaminación por plásticos en el Archipiélago. Su proximidad —apenas medio kilómetro— al único vertedero legal de la isla, el Complejo Ambiental El Revolcadero, y la fuerza del viento en la zona han convertido este enclave natural en un receptor constante de bolsas, embalajes y otros residuos ligeros que escapan del vaso de vertido.
Voluntarios de la Asociación Gomera de Limpieza del Alma y del Medio Ambiente (Aglayma) acuden cada dos o tres semanas para retirar entre 100 y 150 kilos de desechos. Su presidente, Ugo Perruna, describe un nivel de suciedad “extremo” que se repite tras cada batida. Según explica, la estructura del complejo, concebida como un gran cráter que se cubre con tierra tras cada vertido, deja huecos por los que el viento puede arrastrar la basura hacia la ladera y el litoral. En ocasiones, asegura, han encontrado residuos incluso en el fondo marino.
El impacto de esta acumulación de plásticos también es visible para senderistas y alojamientos cercanos, como la Finca El Cabrito, cuyos huéspedes han trasladado reiteradas quejas por el estado del entorno. La propiedad llegó a elevar la situación a instancias europeas, aunque la respuesta recibida fue meramente formal.
Desde el Cabildo de La Gomera, titular del complejo ambiental, defienden que existe un programa de limpieza dotado con tres millones de euros anuales para mantener el entorno libre de residuos. La Corporación reconoce que las rachas de viento pueden dispersar material, por lo que grupos de trabajadores realizan al menos una batida mensual y refuerzan las actuaciones durante la temporada de alisios. Además, recuerdan que mantienen convenios con Aglayma para realizar limpiezas participativas y campañas de concienciación.
Pero a pesar de estos esfuerzos, el paisaje que encuentran los voluntarios cada vez que regresan a La Guancha evidencia que la contaminación persiste. Mientras no se reduzca la fuga de residuos desde el vertedero, esta pequeña playa seguirá siendo un recordatorio visible de los desafíos que afronta la gestión de residuos en Canarias.


