Editorial / Opinion
Mohamed Jamil Derbah
Una y otra vez, nos encontramos frente a un dilema que parece no tener fin en Canarias: la falta de formación profesional en el sector turístico. A pesar de los continuos llamados a la acción, esta problemática sigue sin recibir la atención que merece, y las consecuencias se vuelven más evidentes con el tiempo.
En una industria que es la columna vertebral de la economía canaria, es sorprendente que la formación profesional siga siendo un tema pendiente. Año tras año, los trabajadores del sector turístico enfrentan desafíos significativos debido a la falta de capacitación adecuada. ¿No es hora de abordar esta preocupante realidad de una vez por todas?
Lo que es particularmente frustrante es que Canarias es un destino turístico de renombre mundial, con playas espectaculares, paisajes asombrosos y un clima envidiable durante todo el año. Sin embargo, ¿de qué sirve tener estos atractivos si no podemos brindar un servicio de calidad a los visitantes? Esto no es un problema nuevo, pero es uno que parece ignorarse una y otra vez.
La necesidad de formación específica y actualizada en el turismo es innegable. Los trabajadores del sector, desde los que atienden en hoteles hasta los guías turísticos y chefs, requieren habilidades y conocimientos que estén alineados con las demandas cambiantes de los visitantes. Pero, ¿dónde está la respuesta a esta necesidad apremiante?
La falta de programas de formación adecuados es un obstáculo insuperable. Los cursos disponibles no están diseñados para satisfacer las necesidades cambiantes del sector turístico, y esto ha sido señalado una y otra vez. La formación debe ser específica y actualizada, pero este llamado parece no encontrar eco.
Otra preocupación es la falta de reconocimiento y valoración de las profesiones turísticas. A menudo, se consideran «trabajos temporales» o «de segunda categoría», lo que desanima a las personas talentosas de buscar una carrera en el turismo. Esto lleva a una falta de diversidad en la fuerza laboral, lo que limita aún más la capacidad de la industria para adaptarse a las necesidades cambiantes.
La tecnología es un factor crucial en la transformación del turismo, y la formación en este ámbito también se encuentra en un estado lamentable. La digitalización y la automatización están redefiniendo cómo se opera en la industria, pero, una vez más, la formación en estas áreas es insuficiente.
Entonces, ¿por qué seguimos ignorando esta situación? ¿Por qué no se toma en serio la formación profesional en el turismo de Canarias?
Es hora de abordar esta cuestión de manera decidida. Necesitamos programas de formación específicos y actualizados, diseñados en colaboración con la industria, pero esta necesidad parece no ser suficiente para motivar un cambio.
Además, debemos cambiar la percepción de las profesiones turísticas. Esto implica promover el valor de las carreras en el turismo y resaltar las oportunidades de desarrollo profesional, pero estas palabras parecen caer en oídos sordos.
También es crucial invertir en formación tecnológica, pero esta inversión sigue siendo una asignatura pendiente.
La formación debe ser accesible para todos, pero este ideal parece estar fuera de alcance.
No podemos olvidarnos de una parte esencial de la industria: aquellos trabajadores que desempeñan roles cruciales en hoteles, bares y restaurantes. Las camareras de piso, quienes se encargan de mantener la limpieza y el orden en las habitaciones de los hoteles, merecen una formación adecuada para garantizar la calidad del servicio que brindan. Del mismo modo, el personal de bares y restaurantes debe estar capacitado en técnicas de atención al cliente y servicio de alimentos para ofrecer experiencias memorables a los comensales.
Finalmente, la colaboración entre el gobierno, las empresas y las instituciones educativas es esencial, pero sigue siendo una utopía.
La falta de formación profesional en el sector turístico de Canarias es un problema persistente que sigue sin resolverse. Si queremos mantener nuestra competitividad en el mercado global y ofrecer experiencias excepcionales a nuestros visitantes, debemos actuar ahora. La reiteración de esta problemática no nos lleva a ninguna parte; es hora de tomar medidas concretas y asegurar un futuro próspero para la industria turística de Canarias, incluyendo a todos aquellos que desempeñan roles esenciales en hoteles, bares y restaurantes.


