Soldecanarias.net / Adeje
Mohamed J. Derbah, Consejero Especial del Primer Ministro de Guinea-Bissau y Presidente del Grupo de Comunicación Sol de Canarias, hace un llamado urgente a la cooperación internacional para abordar los conflictos y fomentar la paz en un mundo interconectado.
En un mundo marcado por un incremento alarmante de la conflictividad, donde 56 guerras activas amenazan la estabilidad global, es imperativo que las naciones busquen caminos hacia el entendimiento y la cooperación. Según el Índice de Paz Global del Institute for Economics & Peace, no solo hemos visto un aumento en la cantidad de conflictos armados, sino que también se ha intensificado su dimensión internacional, involucrando a 92 países que participan en guerras que trascienden sus fronteras. Este panorama nos invita a reflexionar sobre la urgente necesidad de fomentar el diálogo y la paz, no solo como una aspiración, sino como una responsabilidad compartida.
Los conflictos en lugares como Ucrania, Gaza, Sudán, Siria y Líbano son un recordatorio doloroso de las múltiples dimensiones de la guerra: disputas territoriales, tensiones políticas, problemas de carácter religioso y étnico. Cada uno de estos escenarios conlleva un costo humano devastador, un impacto económico y social que repercute en la estabilidad global. Además, la inestabilidad generada por estos conflictos es un factor clave que contribuye al éxodo masivo de personas que huyen de sus países de origen en busca de seguridad y oportunidades. Las oleadas de refugiados y migrantes no son solo un desafío humanitario, sino también un síntoma de una crisis global que requiere atención urgente.
La paz no es simplemente la ausencia de guerra; es un estado en el que las comunidades pueden prosperar y desarrollarse sin miedo a la violencia. Como Consejero Especial del Primer Ministro de Guinea-Bissau y Presidente del Grupo de Comunicación Sol de Canarias, he sido testigo del poder transformador que puede surgir del entendimiento mutuo y la colaboración. Las naciones tienen la responsabilidad de trabajar juntas para construir un futuro donde el diálogo sustituya a la confrontación. La historia ha demostrado que las soluciones bélicas solo generan más problemas; las guerras crean ciclos de violencia que a menudo se perpetúan durante generaciones.
En este sentido, es crucial que los líderes internacionales reconozcan que la verdadera fuerza reside en la capacidad de resolver conflictos a través de medios pacíficos. La inversión en iniciativas de paz y el fortalecimiento de las instituciones internacionales son pasos fundamentales para asegurar que la voz de la paz prevalezca sobre el clamor de la guerra. A medida que algunos países, como España, han mejorado su posición en el Índice de Paz, reflejando una mayor estabilidad interna, es vital que este progreso se convierta en un modelo a seguir para aquellos que aún enfrentan desafíos significativos.
La cooperación internacional debe ser el pilar sobre el cual edifiquemos nuestras relaciones. Al fomentar la confianza y el respeto mutuo, no solo construimos puentes entre culturas y sociedades, sino que también sentamos las bases para un futuro más seguro y próspero para todos. Es fundamental que cada país, cada comunidad y cada individuo reconozca su papel en la promoción de un entorno en el que el entendimiento y la paz prevalezcan sobre la discordia y la violencia.
El momento de actuar es ahora. Debemos unirnos para rechazar la guerra y abrazar la paz, cultivando un mundo donde la colaboración y el entendimiento entre naciones sean la norma y no la excepción. Un futuro de paz es posible, pero requiere el compromiso y la acción de todos. Al final, solo juntos podremos enfrentar los desafíos del presente y del futuro, y construir un mundo mejor para las generaciones venideras. La paz y la concordia no son solo ideales lejanos; son la base sobre la cual podemos edificar sociedades más justas y resilientes, donde cada individuo tenga la oportunidad de prosperar y contribuir al bien común.
En conclusión, la situación en las diferentes localizaciones y regiones en conflicto debe servir como un llamado a la acción. La comunidad internacional tiene el deber de intervenir y facilitar soluciones pacíficas, evitando que más personas se vean obligadas a abandonar sus hogares en busca de seguridad. La paz y el entendimiento no solo son necesarios; son esenciales para asegurar un futuro en el que todos los seres humanos puedan vivir con dignidad y esperanza.


