Un informe de la Universidad de Yale revela que Rusia gestiona al menos 210 instalaciones donde niños ucranios son adoctrinados, separados de sus familias y, en muchos casos, instruidos en tácticas de combate.
Soledcanarias.net / Redacciòn
La guerra en Ucrania no se libra solo en los campos de batalla. Según una investigación de la Universidad de Yale, el Kremlin ha diseñado un entramado de 210 centros en territorio ruso y en zonas ocupadas de Ucrania para reeducar y adiestrar a miles de menores ucranios. El estudio estima que unos 35.000 niños han sido trasladados de manera forzosa desde el inicio de la invasión.
Más de la mitad de las instalaciones detectadas tienen como finalidad la reeducación ideológica, inculcando valores patrióticos rusos y negando la identidad ucrania. En al menos 39 de estos lugares, los menores habrían recibido formación militar, incluyendo entrenamientos en guerra de trincheras y uso de armas, lo que los convierte en objetivo de una estrategia de largo plazo: asimilar a la juventud ucrania al proyecto político y bélico de Moscú.
La investigación, elaborada con imágenes satelitales y testimonios recopilados desde 2022, sostiene que estos traslados se realizan bajo el pretexto de “programas de descanso” o “protección humanitaria”. Sin embargo, organizaciones internacionales han advertido que se trata de deportaciones forzosas, tipificadas como crímenes de guerra por la legislación internacional.
La magnitud del fenómeno despierta alarma no solo por la separación sistemática de familias, sino por su impacto a largo plazo en la identidad nacional de Ucrania. Expertos advierten que la instrumentalización de la infancia constituye un mecanismo de control social que trasciende la guerra actual y busca garantizar la influencia rusa en las próximas generaciones.
Kiev ha denunciado reiteradamente estas prácticas ante organismos internacionales, mientras que la Corte Penal Internacional ya emitió en 2023 una orden de arresto contra Vladimir Putin por la deportación ilegal de menores. Este nuevo informe aporta más evidencias que podrían reforzar procesos judiciales en curso.
Mientras tanto, decenas de miles de niños siguen atrapados en lo que activistas describen como una “ingeniería de identidad forzada”, donde se diluye su origen ucranio y se les inculca una lealtad ajena, con un futuro marcado por la guerra y la pérdida de raíces.
