El Ayuntamiento adjudica por 395.000 euros las obras de demolición del antiguo complejo turístico y obtiene autorización judicial para acceder al inmueble tras años de conflicto con la propiedad.
Soldecanarias.net / La Laguna
El Ayuntamiento de La Laguna ha dado luz verde definitiva a la demolición del antiguo hotel Neptuno, en Bajamar, una de las principales demandas vecinales del nordeste del municipio. El Consistorio ha adjudicado el contrato por un importe de 395.000 euros y ya cuenta con la autorización judicial necesaria para acceder al inmueble, después de un largo proceso administrativo marcado por la oposición de los propietarios.
El proyecto, impulsado por la Gerencia de Urbanismo, contempla la retirada total de las estructuras del hotel, así como de las instalaciones anexas —piscina, restaurante y quince bungalós— que permanecen en estado de abandono desde hace décadas. Los trabajos se ejecutarán bajo estrictas medidas de seguridad y control técnico, con un plazo de seis meses y la participación coordinada de los servicios municipales e insulares implicados.
La actuación ha sido adjudicada a la UTE formada por Construcciones y Excavaciones Erri-Berri SL y Construplan Construcciones y Planificación SLU, que ya trabaja junto a la dirección facultativa en la redacción del Plan de Salud y Seguridad, paso previo a la firma del acta de replanteo que definirá el calendario y los detalles logísticos de la obra.
El alcalde de La Laguna, Luis Yeray Gutiérrez, ha subrayado que este proyecto “pone fin a una situación de abandono prolongado y da respuesta a una demanda histórica de los vecinos de Bajamar”. Según el regidor, la demolición permitirá “mejorar la seguridad y recuperar un espacio emblemático para el disfrute ciudadano”, con el compromiso de avanzar hacia una recuperación integral del litoral.
El Ayuntamiento prevé mantener reuniones informativas con los residentes de la zona para detallar el desarrollo de los trabajos y los efectos que tendrá la actuación en el entorno. Con esta intervención, La Laguna busca no solo eliminar un símbolo del deterioro urbano, sino también abrir el camino a la regeneración paisajística y turística de Bajamar.
