Washington estudia imponer una tasa del 15% sobre los ingresos generados en China a más multinacionales tecnológicas mientras la deuda pública se dispara
Soldecanarias.net / Redacción Internacional
La tensión entre Estados Unidos y China entra en una nueva fase. El secretario del Tesoro, Scott Bessent, ha anunciado que el polémico acuerdo alcanzado entre el Gobierno de Donald Trump y las tecnológicas Nvidia y AMD podría convertirse en la norma para otras grandes empresas estadounidenses que operan en el gigante asiático.
En declaraciones a Bloomberg Surveillance, Bessent adelantó que la fórmula aplicada a estas dos compañías por la que ceden al Ejecutivo el 15% de sus ingresos procedentes de ventas en China de chips avanzados podría replicarse en otros sectores estratégicos. “Tenemos el modelo, tenemos la prueba beta… ¿por qué no expandirlo?”, afirmó el funcionario, señalando que el objetivo es “garantizar que los contribuyentes estadounidenses también se beneficien del acceso al mercado chino”.
La medida ha encendido todas las alarmas en Wall Street. Analistas financieros y ejecutivos de multinacionales advierten de que este enfoque fiscal podría afectar de forma significativa a los márgenes de beneficio, aumentar la incertidumbre regulatoria y agravar las tensiones entre ambos países.
Más que una tasa: una estrategia geopolítica
Este nuevo esquema, en esencia, convierte al Gobierno estadounidense en un “socio forzoso” de las empresas que exportan a China en sectores estratégicos. Para Nvidia y AMD, la tasa del 15% ha sido la condición para mantener las licencias de exportación de chips de inteligencia artificial, especialmente demandados por el mercado chino.
Según Bessent, el propio Donald Trump diseñó esta fórmula como una “solución creativa” que permite a estas empresas seguir operando en China sin perder el control tecnológico. “No se trata solo de dinero: se trata de evitar que el estándar global en inteligencia artificial se convierta en chino”, recalcó el secretario del Tesoro.
Un giro económico bajo presión de la deuda
El anuncio coincide con otro frente crítico para Washington: el aumento imparable de la deuda pública, que ya ha superado los 37 billones de dólares. En este contexto, Bessent ha pedido públicamente a la Reserva Federal una reducción agresiva de los tipos de interés, empezando con un recorte de 50 puntos básicos en septiembre.
“El precio del dinero es demasiado alto. Necesitamos relajarlo entre 150 y 175 puntos básicos para impulsar tanto la economía real como los mercados financieros”, dijo, en una de las presiones más directas al banco central desde la Casa Blanca en lo que va de año.
Los datos refuerzan su argumento: solo en 2024, Estados Unidos gastó casi 900.000 millones de dólares en intereses de deuda, una cifra que supera el presupuesto anual del Pentágono o del programa Medicare.
Un modelo que podría extenderse a Europa y Asia
Los ecos de esta política llegan más allá del Pacífico. Expertos internacionales advierten que este enfoque puede contagiarse a otras potencias, generando una ola de medidas fiscales recíprocas que afecten gravemente al comercio global. La posibilidad de que Bruselas, Seúl o Tokio respondan con esquemas similares para proteger sus propios intereses empresariales ya se discute en despachos oficiales.
En medio de este escenario, el “modelo Nvidia” se presenta no solo como una herramienta fiscal, sino como un nuevo paradigma en la guerra económica global que redefine el papel del Estado en el comercio exterior de las potencias tecnológicas.


