Ingenieros advierten que el muelle quedará obsoleto en una década si no se actúa ya. La opción de Fonsalía divide al Gobierno mientras crece la presión del empresariado y las voces vecinales en contra de ampliar Los Cristianos.
Soldecnarias.ney / Arona
Mientras el tráfico marítimo entre Tenerife y las islas occidentales sigue creciendo, el puerto de Los Cristianos se encamina sin freno hacia el colapso. Así lo advirtió esta semana el ingeniero Juan Antonio Afonso Mosegue en un almuerzo coloquio del Foro de Amigos del Sur de Tenerife (FAST), en el que participaron medio centenar de empresarios, responsables políticos y expertos del sector.
“La ampliación es inevitable si no se actúa de inmediato”, afirmó con rotundidad. Según el segundo informe del Colegio de Ingenieros de Caminos, Canales y Puertos de Santa Cruz de Tenerife, solo hay dos salidas viables: ampliar el puerto de Los Cristianos o construir un nuevo muelle en Fonsalía. Pero ninguna parece avanzar, ni sobre el terreno ni en los despachos.
Afonso Mosegue fue claro: “Construir Fonsalía llevaría tres años; tramitar los permisos, quince”. La frase fue recibida con aplausos por parte de los asistentes, en su mayoría empresarios preocupados por el impacto que el estancamiento portuario puede tener sobre el comercio y el turismo en el sur de la isla.
Sin embargo, la política se muestra mucho menos decidida. La alcaldesa de Arona, Fátima Lemes, se reafirmó en su rechazo absoluto a la ampliación del puerto de Los Cristianos. “Me debo a mis vecinos, no a los partidos”, zanjó, visiblemente firme ante una propuesta que genera creciente oposición ciudadana.
El debate, lejos de centrarse solo en infraestructuras, expone también tensiones políticas. El viceconsejero regional de Infraestructuras, Francis González (CC), evitó pronunciarse con claridad sobre Fonsalía, mientras que desde el Cabildo de Tenerife, la presidenta Rosa Dávila ha manifestado su rechazo por el alto valor ambiental del entorno marino de Guía de Isora. “Fonsalía afectaría uno de los mayores santuarios de cetáceos de Europa. No es viable”, dijo en la SER.
Por su parte, el veterano político gomero Casimiro Curbelo no se mueve un milímetro de su postura: “O se construye Fonsalía o se pone en jaque la conectividad de La Gomera”. Mientras, Rosa Dávila le respondió con tono conciliador, pero firme: “Aquí las cosas se hacen con diálogo, no con ultimátums”.
En paralelo, otros sectores proponen soluciones intermedias. El empresario Juan Francisco Reverón Villalba aboga por redistribuir el tráfico: usar el puerto de Granadilla para mercancías, aplicar medidas de movilidad inteligente, y reordenar los accesos terrestres antes de plantear nuevas obras portuarias. “Ningún puerto funcionará si no se solucionan primero los embudos en las carreteras”, alertó.
Aunque Fonsalía se pensó hace décadas como un macroproyecto de 200 millones de euros, ahora gana fuerza una versión más modesta, centrada exclusivamente en ferris. Pero ni eso avanza.
El tiempo corre y la presión aumenta. Las decisiones, sin embargo, siguen varadas entre la lentitud burocrática y la falta de consenso político. Mientras tanto, el puerto de Los Cristianos, uno de los más transitados de España, continúa operando al límite.


