El Gobierno municipal de Arona (PP-CC-Vox) vuelve a tropezar con sus propios errores, en un episodio que combina chapuzas burocráticas y fisuras políticas cada vez más evidentes
Soldecanarias.net / Arona
Una vez más, la gestión del Ayuntamiento de Arona se hunde en la improvisación y el descontrol. Lo que debería haber sido la aprobación definitiva del Presupuesto 2025 una herramienta clave para garantizar el funcionamiento institucional ha terminado convertido en una farsa institucional: el expediente debe volver a pleno por un inadmisible fallo técnico que deja en evidencia la falta de rigor y la fragilidad del Gobierno local formado por Partido Popular, Coalición Canaria y Vox.
La causa de este nuevo despropósito es tan simple como escandalosa: el grupo de gobierno no dio respuesta a una alegación presentada por un vecino durante el periodo de exposición pública. Una omisión gravísima que invalida todo el procedimiento posterior y obliga a reiniciar el trámite administrativo, suspendiendo incluso su publicación en el Boletín Oficial de la Provincia.
¿Cómo es posible que un Ayuntamiento que presume de “modernización” y “gestión eficiente” pase por alto algo tan básico como responder una alegación ciudadana? El error, calificado como “descuido administrativo”, trasluce algo más profundo: un equipo de gobierno desorganizado, sin control sobre sus propios procesos y que se tambalea internamente.
Una dimisión que no sorprende, pero sí incomoda
Como si el desliz técnico no fuera suficiente, a este episodio de caos se suma la dimisión de Devi Pereyra, concejala del Partido Popular y hasta ahora responsable de áreas sensibles como Recursos Humanos, Vivienda, Patrimonio y Transportes. Aunque oficialmente se atribuye la renuncia a “motivos personales”, diversas fuentes apuntan a las tensiones con la alcaldesa, Fátima Lemes, lo que pone en evidencia las grietas internas en el PP aronero.
Que una edil con tanto peso y visibilidad abandone el gobierno municipal en plena tramitación presupuestaria no puede entenderse como una mera coincidencia. Más bien es el síntoma de un gobierno sin cohesión, más centrado en mantener el equilibrio inestable entre partidos que en ofrecer soluciones reales a los vecinos de Arona.
Un presupuesto en el aire y una oposición que podría bloquearlo
El presupuesto, que asciende a más de 127 millones de euros, había sido aprobado inicialmente gracias al voto de calidad de la alcaldesa y a la ausencia de un edil de la oposición. Ahora, con la nueva vuelta al pleno y sin garantía de mayoría clara, el escenario político se complica. La oposición podría bloquear su aprobación o incluso impugnar el proceso, ante lo que consideran una convocatoria con dudas de legalidad.
Además, el grupo de gobierno parece más preocupado por corregir sobre la marcha sus torpezas que por rendir cuentas o dar explicaciones. Mientras tanto, la ciudadanía sigue esperando inversiones en infraestructuras, mejoras en los servicios públicos y una gestión seria que esté a la altura de las necesidades del municipio.
Conclusión: improvisación como forma de gobierno
Lo ocurrido con el Presupuesto 2025 no es un simple error puntual. Es el reflejo de un modelo de gestión donde prima la improvisación, la falta de transparencia y la descoordinación entre socios de gobierno que apenas comparten más que el afán de mantenerse en el poder. Arona no puede permitirse otro año más con cuentas públicas bloqueadas o aprobadas a trancas y barrancas. El Ayuntamiento necesita liderazgo, profesionalidad y compromiso real con la ciudadanía.
Hoy más que nunca, queda claro que el Gobierno municipal de Arona no está a la altura del reto. Y lo que es peor: parece no tener intención ni capacidad de cambiar esa realidad.


