El Parlamento aprueba la moción para destituir al presidente, mientras la decisión final queda en manos del Tribunal Constitucional.
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Corea del Sur atraviesa una nueva crisis política tras la destitución de su presidente, Yoon Suk-yeol, quien fue removido de su cargo por el Parlamento en un proceso histórico. La moción que acusaba al presidente de «insurrección» fue aprobada con 204 votos a favor de los 300 legisladores, después de una semana marcada por la creciente tensión política.
Este fallo llega apenas doce días después de un fallido intento de Yoon Suk-yeol de imponer una ley marcial, lo que desató fuertes protestas en todo el país. Sin embargo, el futuro inmediato del presidente y la estabilidad del gobierno surcoreano ahora dependen de una revisión por parte del Tribunal Constitucional, que tiene la última palabra sobre la legalidad de su destitución.
Este evento ha desatado manifestaciones masivas, tanto a favor como en contra del presidente, reflejando la polarización de la sociedad surcoreana. Los analistas políticos sugieren que, independientemente del fallo del Tribunal Constitucional, el país podría enfrentarse a meses de incertidumbre, mientras la nación lidia con sus profundas divisiones políticas.


